El co-branding en el marketing de contenidos, claves y casos de éxito

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Algunos de los factores que afectan a la presencia y difusión de las marcas actualmente en el entorno online son el marketing de contenidos, como vía que busca la lealtad del usuario y cliente potencial en un momento el que el consumidor tiene a su alcance mucha información; la decisión de comprar contenido de redactores especializados, como modo de acceso a contenido para blog de calidad y frecuente; o el nacimiento de nuevos conceptos como co-branding.

En este último caso, el co-branding hace referencia a la unión, a la cooperación y a la asociación de dos o más marcas en una acción común. Es decir, distintas empresas productoras de bienes de consumo o prestadoras de servicio se alían, en un momento dado, para la promoción de una campaña o acción concreta.

[Tweet «Entre los casos de éxito se encuentran asociaciones entre H&M y Roberto Cavalli o Versace.»]

Frente a la tradicional competencia que define al mundo empresarial, el co-branding marca el contrapunto. Siguiendo la lógica de que «la unión hace la fuerza», esta estrategia está enfocada a aquellos productos y servicios de tipo complementario, es decir, a aquellos que se consumen habitualmente juntos. De este modo, las marcas responsables de los mismos optan por beneficiarse y potenciarse mutuamente, motivo que lleva a conocer a este tipo de acciones como win-to-win.

La finalidad del co-branding es la generación de valor de marca, posicionando a las entidades promovidas sobre la competencia mediante la suma de esfuerzos. En la práctica, este procedimiento puede emplearse en la promoción de un producto o servicio ya existente o en artículos o prestaciones novedosas.

Pese a que se trata de una técnica ya implementada en la década de los 90 del pasado siglo, en los últimos tiempos distintas empresas han apostado por ella para reforzar su posicionamiento en el mercado, atraer a su público objetivo, alcanzar a otros usuarios más alejados de su target primordial o elevar sus ventas.

Así, entre los casos de éxito se encuentra la asociación llevada a cabo entre H&M y Roberto Cavalli o Versace. A través de una alianza estratégica de estas marcas, la cadena sueca ha podido ofrecer a su clientela prendas diseñadas por estas últimas firmas textiles, pero a un precio más económico. En contrapartida, los diseñadores ganaron en visibilidad y popularidad en sus creaciones.

El sector alimenticio es otra de las áreas donde, con frecuencia, se pone en práctica este procedimiento. Así, en Colombia, Bon Yurt y Kellogg’s se aliaron dando forma a uno de los productos con más demanda de los últimos años, el derivado de la mezcla del Kumis de Alpina y los cereales Kellogg’s.

Para concluir, la automoción, el deporte o el cuidado personal son otros campos en los que esta técnica ha sido usada con éxito. La clave es siempre la misma: colaborar y no competir para poder ganar.

Imagen pixabay