Errores que un redactor freelance no puede cometer

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Un error gramatical puede echar a perder la imagen profesional y futuros encargos de un redactor. Y muchas veces no basta con el corrector de textos para solventar esas carencias, muchas veces acuciadas por las prisas que se corren en el periodismo digital.

Todo redactor freelance debe tener valores inherentes (puntualidad, honestidad, dignidad profesional…) pero es la comisión de errores ortográficos y gramaticales lo que lo delata.

Un resbalón como ese puede echar a perder su imagen profesional y futuros encargos. Aun así, no basta con el corrector de textos para sus redacciones para solventar esas carencias, muchas veces acuciadas por las prisas que se corren en el periodismo digital. En este post se explican los errores gramaticales típicos que un periodista digital no se puede permitir.

Ocho errores típicos y muy arraigados que hay que desincrustar

1. La concordancia, reina de la discordancia: “me causa* interés estas bicicletas en Wallapop”, “la mayoría de estudiantes suspendieron*”, “una de cada cinco mujeres están* separadas”… son algunos ejemplos de errores de concordancia verbo-sujeto y nombre-adjetivo. O nombres acabados en «a» pero masculinos: el águila, el aula (no la* águila, la* aula).

2. “Con el subjuntivo hemos topado, Sancho”. Con esta famosa cita del Quijote que citaba a la Iglesia se pretende hacer hincapié en la “bestia negra” gramatical a la que se enfrentan los alumnos de español como lengua extranjera, pero que muchos hispanohablantes nativos aún erran al usarla: el subjuntivo para expresar subjetividad, posibilidad o incertidumbre. Por ejemplo: “si tendría* más tiempo, te ayudaría” (si tuviera), “no creo que vendré*”(venga), “no creo que está* en casa” (esté)…

3.La preposición, esa gran aliada con pies de barro: en alemán es un elemento crucial de su gramática (más que las declinaciones), en inglés determina los difíciles phrasal verbs y en español muchas veces se usa mal, por interferencias con este último o por los vecinos galos, proclives a trasformar verbos y perífrasis con la preposición “a” (“medidas a* tomar”, medidas que hay que tomar; “cosas a* hacer”, cosas que hay que hacer, etc.).

4. Dequeísmos, una arma de doble filo: “me dijo de* ver la película”, “resulta de* que al final no vino”, etc. Este fallo ocurre sobre todo en el habla, pero puede llevar a errores del tipo: “me olvidé* comprar”, donde lo correcto sería “me olvidé de comprar”. Y un derivado, el queísmo: “me contó de que* vendría tarde”.

5. Coma entre sujeto y predicado. Es tan típica como irreverente: “el vecino de al lado,* entró en el banco”; “el mercado de San Antonio,* tiene más de cien años”…

6. Añadir “s” en la segunda persona del pretérito imperfecto: “llegastes*”, quisistes*”, etc.

7. Gerundio de posterioridad: “entró repentinamente en casa, tirando* el jarrón”. No existe tal. Lo correcto es: “(…) y tiró el jarrón”.

8. “Detrás mío*, en frente suya*”: ambos son tan populares como incorrectos, además de sonar francamente mal. “Detrás de mí» y «en frente de ella” son los correctos. Nunca hay que emplear adjetivos posesivos detrás de preposiciones o adverbios.