El marketing de contenidos busca marcar las diferencias de un producto con respecto a los de la competencia, por lo que la forma de hacerlo, debido a las grandes similitudes entre ellos y a la saturación del mercado, es cuidando la relación con la audiencia, haciéndonos cercanos y por supuesto, resolviendo sus problemas.
¿En qué consiste el marketing educacional?
Crear productos que resulten atractivos e interesantes no es suficiente para garantizar el éxito en una venta si no llevan consigo una estrategia en la que se forme e informe sobre el producto; para ello, es necesario contratar redactores especializados capaces de crear contenido para blog, responder a las dudas de los suscriptores o comprar contenido y difundirlo mediante artículos en un blog o por email marketing.
[Tweet «El marketing educacional forma al cliente sobre un problema y la mejor solución para combatirlo»]
En este sentido, el marketing educacional nace como una estrategia que busca acercarse a los usuarios educando, informando y asesorando sobre los distintos problemas y la forma de solucionarlos. Dar toda la información sin presionar es la clave para generar confianza.
Pasos para que el Marketing educacional sea efectivo
Por ello, como en toda estrategia, deben seguirse algunos pasos para que resulte más eficaz:
1. Aportar señales para identificar el problema. En esta primera fase hay que hacer a la persona consciente de la situación, ayudándola a identificar el problema. Por ejemplo, lo importante de cuidar los pies o lo perjudicial que es el estrés si tenemos una empresa de zapatos o un centro de meditación.
2. Formación sobre el problema. Aquí todavía no se aporta información sobre el producto que ofrece la solución sino que se ahonda en esa problemática. Así, la persona ya no solamente es consciente de que tiene un problema sino que conoce sus causas, consecuencias…
3. Presentar una solución. Es momento de dar a conocer el producto que resolverá esta problemática, los zapatos ergonómicos o el centro de meditación. Pero es importante no vender nada, sino simplemente mostrar la relación del producto con esa necesidad insatisfecha, qué es, a quién beneficia…
4. Ejemplos y casos prácticos. Una vez que la persona conoce la teoría, es momento de ilustrarla con ejemplos para reforzar su eficacia. Además, las historias ayudan a visualizar mejor la información y a fijarla en la memoria. De esta manera, simplemente aportando la información adecuada, sin llegar a resultar persuasivos, el posible cliente puede ver lo beneficioso del producto y cómo puede solucionar su problema.
5. Resolver dudas. Aunque el cliente está casi convencido, es necesario un último empujón para conseguir la venta, esto es, que entienda que es la mejor solución posible, para ello se aconseja ofrecer respuestas a cuestiones que pueda todavía tener, como cuánto costaría el producto, facilidades para adquirirlo…
En conclusión, el marketing educacional permite formar al cliente sobre un problema y la mejor solución para combatirlo, de forma que dándole toda la información, llegará a la misma conclusión que el emisor del mensaje.