Reconocimiento facial: lo último que buscan las marcas

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El marketing de contenidos no deja de ampliar sus fronteras, desplazar técnicas obsoletas y derrumbar barreras sociales y tecnológicas. Recientemente, está dando los pasos para adaptar a sus estrategias la tecnología del reconocimiento facial y aportar nuevos niveles a su desarrollo con nuevas herramientas de software y hardware.

Esta tecnología consiste en reconocer a un individuo mediante la fijación en unos puntos determinados de la cara y la aplicación de una serie de algoritmos.

Los primeros pasos de la tecnología del reconocimiento facial ya se dieron en la década de 1960, cuando nada hacía sospechar todavía que podría llegar a utilizarse como parte de estrategias de marketing. Hasta hace muy poco, se utilizaba exclusivamente en el campo de la seguridad (sobre todo, en aeropuertos). Pero, al utilizar cámaras de baja resolución, el software que hace posible el reconocimiento facial nunca puede ser totalmente eficaz.

[Tweet «Ya se habla de la creación de “mavatares”, o sea, avatares de marketing»]

Aunque se trata de una tecnología a la que todavía le queda mucho por desarrollar, no deja de dar pasos en su evolución y recibir nuevos impulsos tanto en el aspecto técnico como en el abanico de campos en los que se aplica: ya se ha creado un cajero automático que utiliza el reconocimiento facial e, incluso, se ha utilizado en varias iglesias para reconocer a sus feligreses.

En lo que se refiere a llevar a los potenciales clientes a comprar contenido, en los últimos tiempos no dejan de manifestarse las nuevas posibilidades que ofrece el reconocimiento facial. Se implementan nuevos softwares y se aplica su tecnología como herramienta de marketing en los terrenos más variopintos.

Ya se habla de la creación, mediante esta tecnología, de “mavatares”, o sea, avatares de marketing: a través del reconocimiento facial se crea una base de datos con la que puedan trabajar los técnicos de marketing y que ayude a hacer más eficaz su trabajo. De esta forma, pueden centrarse en los individuos más que en difusos perfiles procedentes de estadísticas que no siempre resultan fiables.

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Pero, como siempre, la implementación de una nueva herramienta de marketing no supone obviar las utilizadas hasta ahora: se trata de integrarlas para alcanzar los objetivos de manera más rápida y eficaz. El reconocimiento facial debe utilizarse en sociedad con las redes sociales como Facebook o Instagram.

Los datos recopilados a través de estas y otras redes sociales se ven reforzados por el reconocimiento facial a la hora de enfocar un producto o servicio a un rango de potenciales clientes: a través de diversas formas de publicidad, contenido para blog de mano de redactores especializados, etc.

En España ya ha empezado a aplicarse la tecnología del reconocimiento facial y desarrollarse dispositivos para su aplicación, lo que demuestra sobre el terreno las múltiples posibilidades de la que ya es una herramienta integrada en el marketing de contenidos.

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