¿Te cuesta concentrarte? ¿Sufres dolores de cabeza con frecuencia? ¿Has notado que tu vista ya no es como antes? Si has respondido “Sí” a alguna o varias de estas preguntas, es posible que estés sufriendo tecnoestrés. Una patología relativamente nueva, pero que ya está siendo estudiada por los efectos que causa sobre cuerpo y mente.
Un fenómeno muy relacionado con la adicción digital
Aunque te cueste creerlo, es posible que sufras un caso de adicción a los nuevos medios de comunicación. Más específicamente, a las redes sociales.
¿Te has planteado alguna vez cuánto tiempo pasas mirando Facebook o Instagram? Estos medios están diseñados para que pasemos en ellos el mayor tiempo posible. Es como cuando abres una bolsa de patatas fritas y no puedes parar hasta que acabas con ella.
Con Twitter, TikTok y todo tipo de redes sociales ocurre lo mismo. Una vez que entras en ellas puedes pasar minuto tras minuto haciendo scroll. Y si decides refrescar la pantalla… ¡encontrarás contenido nuevo!
A diferencia de lo que ocurre con la bolsa de patatas, las novedades en redes sociales nunca se acaban. La consecuencia es que acabamos perdiendo más tiempo en ellas de lo que sería recomendable.
Y es aquí donde entra en juego el tecnoestrés, que no es otra cosa que un estrés o ansiedad que se deriva de hacer un uso abusivo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Con anterioridad ya te hemos hablado de los problemas que puede causar en los adolescentes un abuso de las redes sociales. Pero no creas que se trata de algo que solo afecta a las nuevas generaciones.
Todos podemos ser víctimas de este estrés digital. De hecho, los adultos más que los jóvenes. Porque en muchos casos trabajamos con ordenadores y, cuando acaba nuestra jornada laboral, seguimos enganchados a la tecnología consultando el correo electrónico, visitando nuestras redes sociales, etc.
¿Cómo saber si tienes este problema?
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo ha identificado tres variedades de esta patología. Atendiendo a sus síntomas puedes saber si padeces una u otra.
- Tecnoansiedad: Su síntoma más evidente es que aparece tensión y malestar al pensar en tener que usar las TIC, y se multiplican los pensamientos negativos en torno a estas tecnologías.
- Tecnofatiga: Implica un agotamiento mental, asociado, directamente, con el uso de las TIC, que impide que puedas absorber bien la información que recibes. Puede materializarse en una fatiga de las redes sociales o en el síndrome de fatiga informativa.
- Tecnoadicción: Es la manifestación más grave del estrés tecnológico. Se produce cuando la persona sufre una verdadera necesidad de estar conectada en todo momento y lugar.
Efectos sobre tu salud física y mental
Lo verdaderamente grave de este problema es que puede afectar a tu vida a niveles muy diferentes.
Entre los efectos sobre la salud física del tecnoestrés podemos destacar los daños que se producen en la visión por estar mirando constantemente una pantalla, la aparición de alteraciones y lesiones en la zona de las cervicales por la inclinación antinatural que tiene la cabeza al mirar la pantalla del móvil, y los problemas de concentración.
A ello hay que sumar que el estrés y la ansiedad son grandes enemigos de la salud cardiovascular. Hacen aumentar la tensión, y esto influye directamente y de forma negativa en el funcionamiento de nuestro corazón.
Los efectos sobre la salud mental también son importantes. Una excesiva dependencia de la tecnología puede acabar generando un aislamiento social, haciendo que la persona se vaya quedando cada vez más sola. Esto, a su vez, la lleva a pasar más tiempo en el mundo digital.
Es común que aparezcan otros efectos, como una mayor irritabilidad, lo que da lugar a problemas con el entorno más cercano. Y en los casos más graves pueden aparecer ataques de pánico y de ansiedad, provocando una aguda sensación de falta de aire que podría acabar con la persona en el hospital.
Consejos para afrontar y evitar el tecnoestrés
Si has detectado que padeces este problema, lo mejor es que lo afrontes y te pongas manos a la obra para reducir la ansiedad tecnológica. Incluso si no la padeces, estos consejos que te dejamos te van a venir muy bien para mantenerte alejado de ella.
Utiliza la tecnología solo para lo necesario
La solución no es dejar de usar las TIC, sino aprender a usarlas de una forma mucho más moderada y beneficiosa para ti. Por eso, ahora es buen momento para comprometerte a utilizar la tecnología solo cuando sea necesario.
Si usas un ordenador para trabajar o estudiar, no te sobreexpongas. Deja el móvil en un lugar en el que no puedas acceder a él con solo mover el brazo y quita las notificaciones para que no te distraigan.
Esto te permite atender a tus obligaciones de forma mucho más tranquila y con una mayor capacidad de concentración.
Limita el uso de la tecnología en tus ratos de ocio
Hoy en día buena parte de nuestro ocio guarda relación con la tecnología. Podemos pasar horas y horas viendo contenido en redes sociales, chateando a través de WhatsApp, preparando memes para compartir con nuestros amigos, etc.
Si no puedes sacar la tecnología del todo de tus momentos de asueto, procura limitar su uso. ¿Cómo puedes hacerlo? De una forma tan sencilla como imponerte a ti mismo un horario. Por ejemplo, unos 45 minutos al día. Después de ese tiempo, olvídate de la tecnología y disfruta de otras aficiones más analógicas.
Haz varios descansos
Si tienes que usar la tecnología por estudios o trabajo, haz un uso más moderado. No pases horas y horas mirando la pantalla. Tómate diez minutos por cada hora de trabajo, así descansarán tanto tu mente como tu vista.
Eso sí, asegúrate de que esos minutos de descanso no los inviertes en mirar la pantalla del móvil, porque entonces no estarás haciendo una verdadera desconexión.
La tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, y por eso no es extraño que podamos padecer tecnoestrés. Sin embargo, haciendo un uso razonable de ella puedes disfrutar de todos sus beneficios y evitar su lado más perjudicial.
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