Valorando la extensión de contenidos

extensión de un texto

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La competencia por el posicionamiento natural libra otra importante batalla en la extensión de un texto.

Actualmente, Google y sus logaritmos están valorando más los textos largos. Consideran, no sin falta de razón, que dado que sus usuarios buscan información y conocimientos específicos sobre determinados temas, los contenidos largos son más exhaustivos, precisos y satisfactorios.

Por lo tanto, hoy en día todo redactor que se precie debe ser capaz de alargar el contenido con solvencia. Reducir la extensión es importante en términos de agilidad y facilidad de lectura, pero se valoran positivamente los artículos largos.

Cuál es la extensión ideal de un texto

Evidentemente, generalizar en un tema como este siempre es un reduccionismo.

Sin embargo, te conviene tener claros cuáles son los pros y los contras de las diferentes dimensiones de los textos más frecuentemente utilizados.

De este modo, no solo podrás recomendar la elaboración de unos tipos u otros según las circunstancias, también potenciar sus cualidades y minimizar sus rasgos negativos al redactarlos:

  • Menos de 100 palabras. Son contenidos con escasa profundidad y, por lo general, utilizados en descripciones de productos o servicios en tiendas online. Exigen un exhaustivo trabajo de síntesis y gran rigor y precisión: no debe sobrar ninguna palabra.
  • Entre 101 y 250 palabras. Son textos cortos, frecuentemente vinculados también al e-commerce. Su extensión ya permite incluir, con mesura, recursos estilísticos, ejemplos e ideas secundarias. Sin embargo, se mantienen los requisitos de precisión y economía lingüística de la categoría anterior. ¿Su ventaja? Da menos pereza empezar a leerlos y, si los has escrito bien, será difícil que el lector los abandone.
  • Entre 251 y 450 palabras. Son contenidos de extensión media que permiten desarrollar algunos temas sin demasiada profundidad. Conviene elegir una idea central y un máximo de dos o tres principales, y enfocar el contenido hacia ellas. Su extensión facilita el mantenimiento del interés, pero al mismo tiempo exige incorporar ganchos, cebos y destacados que favorezcan el entretenimiento y la persuasión. Son habituales en los blogs de hoy.
  • Entre 451 y 850 palabras. Para escribir correctamente estos textos debes tener amplia información sobre el tema en cuestión, así como una experiencia suficiente en la redacción de contenidos. Solo así podrás diferenciar entre lo principal, lo secundario importante y lo accesorio prescindible. Es importante favorecer la lectura transversal (negritas, encabezados, ladillos, listas…), que ha de animar a sumergirse en el artículo. Muchos blogs usan estos formatos.
  • Entre 851 y 2000 palabras. Estamos hablando de contenidos muy largos, por lo que no es suficiente tener acceso a fuentes documentales apropiadas: debes generar ideas propias, interiorizadas y bien asimiladas, para escribirlos correctamente. Posts bien trabajados, textos para web y folletos o libros digitales incluyen esta clase de contenidos. Tienes que arropar y acompañar las ideas principales con ejemplos, recursos, subgéneros literarios y otros recursos dirigidos al corazón. El ritmo es muy importante, y debes ir planteando interrogantes que arrastren al lector hacia el desenlace. Si no dominas el tema, mejor que no los redactes.
  • Más de 2001 palabras. Los textos extralargos exigen al redactor oficio en la escritura… y amplio dominio del tema. En caso contrario, las argumentaciones y la cohesión del discurso acabarán haciendo aguas. Los ebooks eran, hasta hace poco, su hábitat más natural. Sin embargo, como ya hemos comentado, Google ha empezado a valorar mucho más estos contenidos, por lo que cada vez son más frecuentes en blogs y sitios web de todo tipo. Su ventaja es que aportan muchas ideas, bien conectadas y con todo tipo de matices. ¿La desventaja? Si no están muy bien escritos, pueden aburrir y motivar el abandono de la lectura. El redactor debe desenvolverse en un nivel de ejecución sobresaliente para que funcionen. Piénsalo bien antes de comprometerte a escribirlos.

Consejos para ampliar y reducir contenido

Alargar el contenido puede ser necesario para reciclar artículos, dar una respuesta más eficaz a la demanda de información de tu target o aumentar la posibilidad de conseguir un buen posicionamiento SEO.

Estos son algunos recursos que te ayudarán a hacerlo bien:

  1. Lee todo el contenido antes de añadir nada.
  2. Identifica la idea central.
  3. Detecta cuáles son las ideas principales.
  4. Decide si puedes incluir alguna otra idea principal, inexistente hasta el momento.
  5. Amplía las ideas principales mediante ejemplos, casos prácticos, recursos estilísticos, enumeraciones, listas, narraciones, descripciones, datos adicionales, etcétera.
  6. Contempla la posibilidad de realizar una ampliación estilística, usando palabras más largas o expresiones compuestas, circunloquios, giros, etc.
  7. Readministra las negritas cuando hayas ampliado el texto: aumenta su importancia cuanto mayor es la longitud.

En cuanto a reducir la extensión, te puede hacer falta para ser más conciso y evitar el abandono de tu contenido. O bien para ajustarlo a un espacio inferior. Sigue este proceso para sintetizar:

  1. Lee el contenido entero y esquematiza sus ideas.
  2. Elimina todo lo secundario o accesorio, con criterios jerárquicos.
  3. Mejora la precisión del vocabulario.
  4. Separa y evita las subordinadas.
  5. Quita todo lo prescindible.
  6. Repasa al acabar.

Como ves, la extensión de un texto online es cada vez más importante. Aplica estos conocimientos para crecer como redactor.

Foto de Sam Lion en Pexels