¿Sabías que los mayores usuarios de las redes sociales son jóvenes con edades entre los 16 y los 24 años? No es un simple dato mercadológico insustancial, sino un aspecto que está provocando un gran giro social. Y, tristemente, en muchos casos, serios problemas de salud mental. Adolescentes y redes no parecen ser una buena combinación.
En esta etapa de su vida, ellos se encuentran en proceso de maduración, lo que los vuelve más vulnerables ante los problemas. Y gestionar redes sociales puede convertirse en uno bastante grave.
Cómo afectan las redes sociales a la salud mental
Un estudio científico realizado en Reino Unido sobre el estado de la mente adolescente respecto a las redes sociales ha ofrecido inquietantes resultados. Se analizaron a unos 1500 británicos de entre 14 y 24 años. Todos sabemos que las redes sociales han revolucionado nuestras relaciones, convirtiéndose en un elemento esencial para muchas personas, sobre todo jóvenes. La mayoría las usan desde niños y se relacionan mejor con ellas que en persona.
El informe presenta una lectura positiva nada desdeñable: las redes son una fuente potencial de innovación, creatividad y aprendizaje. Por contra, están generando un empeoramiento de la salud mental por cinco aspectos:
- Menos calidad del sueño.
- Imagen personal, sobre todo física.
- Ciberacoso.
- Sentimiento de perderse algo.
- Ansiedad y depresión.
No cabe duda: las redes sociales fomentan las comparaciones y el anonimato, o, al menos, la distancia, facilitan el afilamiento diario de colmillos para emitir comentarios hirientes, desconsiderados y molestos. En una etapa como la adolescencia, cuyos protagonistas anhelan y precisan la aceptación ajena, asumir esta situación es complicado.
Adolescentes y redes: cinco aspectos peligrosos
Vamos a profundizar ahora en este repóker de consecuencias menos favorables por la relación entre el público joven y las redes sociales.
Alteraciones en el sueño
Todos necesitamos dormir lo suficiente y hacerlo bien. Está demostrado que el sueño y la salud mental están muy relacionados. En esta etapa, todavía más: ¡es clave para su desarrollo! Ellos necesitan dormir una o dos horas más que las personas adultas.
¿Has probado a acostarte después de haber estado usando una tablet, un ordenador o un móvil durante mucho tiempo? ¡Qué difícil resulta coger el sueño! No hay manera. Seguramente por el efecto de las luces LED, que parecen retrasar la liberación de la melatonina u hormona del sueño.
A nuestros chavales les pasa. No solo tardan más en dormirse y duermen menos, también lo hacen peor. Entre otras cosas porque se despiertan cada dos por tres para comprobar si han recibido algo. No es de extrañar que luego se sientan tan cansados.
[ctt template=»3″ link=»axcUs» via=»yes» ]Las redes sociales pueden ser causantes de problemas de autoestima y depresión en adolescentes. [/ctt]
Problemas de autoimagen
Cuando la estabilidad emocional depende de un like ajeno, algo está fallando. ¿Quién no se ha sentido acomplejado o insatisfecho con su cuerpo durante la adolescencia? ¡Hasta algunas de las celebridades más sensuales de la historia!
Hoy es aún peor: millones de fotos personales se cuelgan a diario en las redes sociales. Y, como los gladiadores en el circo romano, dependen del dedo levantado o bajado de un tirano: en este caso, en vez de un emperador es un internauta que busca divertirse. Nuestros jóvenes se sienten más insatisfechos con su cuerpo que nunca y, a la vez, jamás han dependido tanto de su imagen corporal.
No es de extrañar que a las consultas de cirugía estética estén acudiendo personas cada vez más jóvenes.
Ciberacoso
Se trata, con frecuencia, de un delito. Y, en todo caso, de una auténtica cruz desestabilizadora para quien lo sufre. Casi todos los niños y los jóvenes siguen en contacto tras la jornada escolar por medio de las redes. Normalmente, se trata de contactos e interacciones positivas, pero estas comunicaciones son un excelente tentáculo adicional para los acosadores.
Además, ese abuso y esas descalificaciones pasan, cuando llegan a las redes, del ámbito privado (o al menos, reducido) al público. Esto suele ser devastador para la víctima. ¡Y qué fácil resulta hacerlo sin tener que dar la cara, cobardemente agazapados tras un móvil, una tableta o un ordenador portátil!
De cada diez jóvenes, siete lo han sufrido alguna vez. Este 70 % tiene grandes posibilidades de rendir mal en el cole, sentirse en soledad, comer inadecuadamente, dormir fatal y padecer ansiedad o depresión.
[ctt template=»3″ link=»H2f9d» via=»yes» ]El miedo irracional a perderse algo (FOMO) se manifiesta como una forma de ansiedad que exige estar permanentemente conectado.[/ctt]
FOMO
FOMO (fear of missing out) es el miedo irracional a perderse algo. Se manifiesta como una suerte de ansiedad que exige estar permanentemente conectado. Ese continuo intercambio de experiencias en las redes genera esta inseguridad emocional: «No puedo llegar a todo, ¿y si me pierdo algo guay?» Esta situación es capaz de desestabilizar, primero, y de destruir, después, a quien la sufre.
Ansiedad y depresión
La tasa de estos problemas en los jóvenes alcanza el 70 %. La baja autoestima, la búsqueda del perfeccionismo, la angustia psicológica y las ideas suicidas son causas, y a su vez consecuencias, del uso desmedido e incontrolado de las social media entre los jóvenes.
En definitiva, la unión de adolescentes y redes está afectando seriamente a su salud mental. El problema ha quedado definid:; lo importante, ahora, es conseguir solucionarlo.